El equipo leonés logra una épica victoria frente al Real Madrid Castilla (1-0) con un tanto de Niko Obolskii que asegura virtualmente la permanencia en la categoría
Ninguna casa de apuestas hubiera dado la cuota. Nadie en este mundo, dadas las circunstancias y los antecedentes, hubiera apostado al caballo, aparentemente, perdedor en esta carrera de fondo. Pero el mundo del deporte ya ha enseñado de sobra que, en ocasiones, lo imposible adquiere una realidad asombrosamente tangible.
Porque una Cultural con tan solo una victoria en la segunda vuelta (y vaya qué victoria) que llegaba precisamente tras caer en casa de un Badajoz en descenso, hizo del Reino nuevamente un volcán para derrocar a un Real Madrid Castilla en plena pelea por el ascenso directo a Segunda División. Y es que, pónganse a pensar, cómo un equipo de nombre Castilla iba a ganar en tierras leonesas.

La estrella era Sergio Arribas, pero Niko Obolskii le demostró lo que es un león herido acorralado. No hizo falta más que un remate de delantero puro centro (esa acción que tanto se ha criticado al ruso esta temporada) para materializar tres puntos que bien se merecieron quedarse en casa. Porque, salvo un remate al larguero de Aranda, los de Raúl González no aparecieron en un encuentro que siempre tuvo acento leonés.
Niko Obolskii confirma y refrenda su gran estado de gracia
En un partido que más parecía un combate a muerte, qué mejor que Antonio Barrul para realizar un saque de honor y poner la primera puntilla a un Real Madrid Castilla que necesitaba en igual medida los tres puntos. Sin embargo, a la hora de la verdad, pesó más la permanencia que el ascenso.

Porque cierto es que la primera parte pasó sin pena ni gloria por parte de ambos conjuntos. La zaga leonesa tenía la difícil tarea de neutralizar a dos monstruos como Sergio Arribas y Álvaro Rodríguez. Sin problemas para un Jon Ander Amelibia y Pablo Trigueros que, cuando comparten titularidad, no hay delantero que perpetúe la portería de Salvi Carrasco.
Con un Mario de Luis ejercitándose en la portería blanca ante los centros llegados desde tierras leonesas, la más clara de los primeros 45 minutos salió, precisamente, de una zurda desafortunada de Niko Obolskii. Percan sirvió en bandeja un cuero para el excelente control del ruso… y el no tan excelente remate cruzado que salió por línea de fondo.
El encuentro se aproximó a una segunda mitad en la que Percan primero, y Alberto Solís después, predijeron lo que los segundos 45 minutos depararían. Muguruza era un peligro para la zaga madridista, y de esa banda precisamente llegaría el éxtasis blanco en el momento que un balón de Percan llegó a los pies de Niko Obolskii.
Con gen matador y peleador, el ruso se deshizo de su marca para rematar un cuero con la suficiente picardía y potencia para asestar un bote al que el guardameta madridista no pudo más que recoger el cuero del fondo de las mallas. Ya son ocho del de Tula esta temporada. Nueve con el tanto en la Copa Federación. La mejor marca desde que compite en España, y ya está a dos de ser el máximo goleador extranjero del club.

Desde ese momento, cierto es que a los de Raúl González les entró la prisa… y a la Cultural todo lo contrario. Buena entrada de Álex Blesa y Néstor Querol para aportar esa energía y entereza que se pedía desde el césped del Reino de León. Sin embargo, las ocasiones ya se resistirían para un conjunto leonés que ya había logrado lo más difícil en esta segunda vuelta: ponerse por delante.
Un remate de cabeza de Peter pudo suponer el 1-1. Ahí estaba Salvi para volar y detener la ocasión. Aranda lo intentaría desde el libre directo. Curva perfecta para alojarse en la madera del Reino de León. Los llegados de Chamartín lo intentarían hasta el final, pero el espíritu al igual que el resultado correspondían en esta ocasión para los guerreros del Bernesga y el Torío.

Victoria balsámica para una Cultural arropada por casi 7.000 almas. Viendo la situación del equipo y de la temporada, asistencia para enmarcar por parte de una afición que nunca dejó solo al Rey León. La permanencia ya está a solo un mordisco, y puede que ni eso. Tres puntos que se quedaron en León cuando todo apuntaba a lo contrario. El alma de una ciudad y el coraje de un viejo Reino.
Fotografías: Irene Rodríguez