El Ademar se impone al Anaitasuna por 27-28 en Pamplona y se clasifica a la fase final del torneo del KO
Nadie dijo que fuera fácil, y viendo los antecedentes, tampoco que fuera posible. Se jugaba contra la estadística, el destino y la racha; pero en ese universo sin guion que es el balonmano, la garra y el coraje se impusieron a la lógica. Porque la eliminatoria entre Ademar y Anaitasuna, en la Catedral de Pamplona, hacía temer un desenlace como el de los últimos encuentros en tierras navarras. Pero los de Cadenas quisieron que este cuento tuviera un final feliz.
Porque el arranque de segunda vuelta no ha sido fácil para esos que apodan leones. A ello, había que sumar las novedosas y fatales bajas de Milosavjevic y Boskos. Y, si no era suficiente leña en el asador, se debía contar con que los maristas no lograban la victoria en Pamplona desde 2021. Un juego con fuego que bien se encargaron los leoneses de apagar con el agua del Bernesga.
Remontada que ya entra en los libros de historia del balonmano español. Un 27-28 final precedido por el catastrófico 16-10 con el que el encuentro se marchó al descanso. Pero, es lo que tiene un león moribundo, que si le das la más mínima tregua este levantará su rampante cuerpo, rugirá, y seguirá peleando hasta la saciedad. Y, en esta ocasión, el que en un principio pareció el cazador, finalmente fue cazado.
Juan Castro señala cual Guzmán el camino a Santander
Y quién diría el titular de esta crónica teniendo en cuenta el arranque de partido y primera mitad que protagonizaron los leoneses. La primera contienda fue totalmente del lado navarro, con un parcial inicial de 4-1 para los de Quique Domínguez. Los de Cadenas acusaban esas bajas notables por el ya famoso Virus EHF, y el ataque no quería desatascarse.
Arthur Pereira en el lateral fue la pesadilla de un Ademar que ya se temía lo peor cuando en el ecuador del primer acto el marcador ya era de siete desfavorable (13-6). Uno puede ponerse a pensar que ya está, que se acabó las opciones europeas por vía copera y que a por el todo en la ASOBAL. Uno puede ponerse a pensar eso, pero no esos que defienden un león por escudo.
Con un 3-4, el encuentro se fue camino de vestuarios con el 16-10 en el electrónico. Tiempo para la conjura y la épica. Se desconoce el discurso que Manolo Cadenas propició a sus jugadores, o si cual Michael Jordan en Space Jam, el técnico de Valdevimbre tiró de esa poción secreta más parecida a la de Panoramix, pero el resultado final valió un billete directo a Santander.
No fue Willie Beamen en Un Domingo Cualquiera, pero el Ademar tenía su as bajo la manga, la del mariscal Juan Castro. Salió con ese brazalete a defender a un equipo, una afición y una ciudad, y el rugido se oyó hasta en Santa María la Real. Con un parcial inicial de 0-5, los de Cadenas ya estaban metidos en un nuevo encuentro (16-15). Borrón y cuenta nueva que se dice.
La defensa navarra tenía la matricula de Antonio Martínez cogida. No es para menos. Sin embargo, se olvidaron de los David Fernández, Virbauskas y Santista que, sin presión, comenzaron a hacer lo que mejor saben hacer de cara a portería. Sin embargo, Pereira echó el candado, y Bazán desde el pivote indicó nuevamente el camino a Cantabria a los suyos. Con el 21-20, se llegaron a los últimos diez minutos.
El tiempo para la reacción, para cuando de verdad se necesitan esos últimos alientos, y los pulmones leoneses aún tenían un último rugido que dar. Un 0-3 firmado por Virbauskas y Juan Castro dio la vuelta al marcador en el momento de más crisis (24-26). Lo intentó Anaitasuna a la desesperada, pero la historia ya había dejado pasar al Ademar a su fiesta particular. Remontada antológica que puede valer un billete a Europa. De momento, es a Santander donde se dirigirá el expreso leonés.
Fotografías: Óscar Aznar