La Cultural encaja su segunda derrota consecutiva, la tercera en casa, tras caer ante los majariegos por 1-3
Podrían comenzarse estas líneas con el ya recurrente «golpe de realidad». Mas dicha frase perdió su condición de ‘novedosa’ hace ya unas jornadas. El frío ha llegado a la capital leonesa, y ha congelado el casillero de un equipo que, poco a poco este domingo, fue helándose. Como si de un fulgurante rayo se tratara, los majariegos arrasaron con un Reino de León que más que fortín, volvió a ser castillo de arena.
En el día del homenaje al que fuera presidente de esta entidad, Don Antonio Amilivia, los de Alfredo Santaelena se dieron un merecido festín ante un equipo que, como viene siendo habitual cada vez que recibe gol, fue decayendo hasta el páramo blanco y helado en el que quedó sumido el Reino.

Porque dio igual que los madrileños llegaran terceros por la cola. Dio igual que el feudo leonés parecía que hubiera recobrado su fuerte e impenetrable condición. Un relámpago se oyó en el cielo. No fue Thor. Ni siquiera Néstor Albiach, David Rodríguez y Jeisson. Sino el propio hacer leonés el que dejó que ese rayo proveniente de la capital española arrasara y callara a un Reino entero.
La agresividad del Rayo, frente a la falta de rugido del León
Como bien se ha incidido con anterioridad, el encuentro cobraba especial importancia por ser el del honor para alguien que lo dio todo por este club. Don Antonio de Amilivia ya tiene su placa en frente del feudo que una vez llevó su nombre, y una rotonda con el pasado, presente y futuro de la entidad que baña el Bernesga para que todo el visitante que llegue sepa qué es la Cultural.

El propio Mario Amilivia, nieto de Don Antonio y ex alcalde de esta ciudad, comentaba en el homenaje las ganas de que esta Cultural «ascienda a Segunda, y luego a Primera». Gracias que estas palabras se pronunciaran antes de que la tormenta eléctrica majariega fulminara a un Reino de León candente. Sin embargo, el encuentro ni mucho lejos iba a deparar semejante final en su comienzo.
Ni cinco minutos transcurrían cuando Lucho en la portería madrileña voló para evitar que el zapatazo de Roberto Alarcón fuera dentro. El de Murcia está en forma, y lo demostraría en la siguiente jugada. Centro al corazón del área y cabezazo picado del ex del Burgos a la jaula. Estallaba el Reino. Quién diría que los festejos serían para los del otro lado del ring.

Blesa encogió los corazones rayistas con un disparo que por poco no duerme en la escuadra. Y, desde ese momento, las cosas empezarían a cambiar. Un despiste en la zaga local propició un remate sin oposición de Néstor Albiach a boca jarro delante de Salvi. Imposible para el malagueño. Júbilo para el valenciano.
Roberto Alarcón quiso firmar un ‘Puskas’ con un remate de volea desde su casa que detuvo en una gran intervención Lucho. Y, como si de las dos caras de la moneda se tratara, lo que para unos costaba, para los otros era un paseo militar. Despiste de Muguruza en su banda y David Rodríguez cruzaba perfecto el balón ante la salida de Carrasco. 1-2 en menos de diez minutos y jugadores al túnel de vestuarios.

Cambiaría la imagen la Cultural en el segundo acto. El equipo leonés se volcó al ataque, pero las cosas no salían. Niko Obolskii se erigía como un titán a la hora de controlar los balones de espalda y generar las aperturas… pero a la hora de ver puerta, el titán pasaba a ser ratón. Un cabezazo del ruso pudo dar el empate, pero el remate se fue inexplicablemente fuera.
Entró Saúl González. Entró Claudio Medina, Íñigo Muñoz y Percan para meterle más pólvora al ataque. Pero, ante el frío, la artillería se mojó; y la sentencia de los madrileños heló a un Reino callado. Contra de los visitantes que acabaría en pase de la muerte para Jeisson. El peruano solo tuvo que golpear a placer para hacer el 1-3 definitivo.

Los madrileños fulminaron un Reino de León al que falta le hizo un pararrayos. Dos derrotas consecutivas ante rivales que, a priori, debían suponer alegrías para los de Docampo. Ahora llega el parón. Momento para reordenar ideas y resetear un ordenador algo tocado. Pues luego llega Riazor, y a esta Cultural lo último que le falta es que además de comprar un pararrayos, también deba adjudicarse unos flotadores.
Fotografías: Irene Rodríguez