El conjunto entrenado por Manolo Cadenas firma su mejor partido, hasta la fecha, de la temporada ante un Fraikin Granollers irreconocible (43-32)
Era el día indicado en el momento indicado. «Como en los viejos tiempos», suspiraba algún veterano aficionado en las gradas tras vivir los, hasta la fecha, mejores 60 minutos del Ademar en la temporada… y parte de la anterior. Viejos tiempos, como esos respirados hace diez años con un Antonio García vestido de blanco que tantas alegrías regalaba a una grada siempre al rojo vivo.
Semejante a lo vivido este viernes en el Palacio. Una grada que más que grada, era un caldera ardiendo, pero con un Antonio cambiado de bando, sí, pero con esa misma ilusión y añoranza que siempre. No se preocupen, puesto que esos viejos tiempos también han dado paso a una generación que vuelve a emocionar a la grada. Juan Castro, Virbauskas, David Fernández, Guilerme Santista, Antonio Martínez, Tiago Sousa… y un largo etcétera al que hay que dar la bienvenida ya a los Casqueiro, Sanz y Zapico.
Cierto es que el Granollers pareció no haber despegado de la localidad catalana, de igual forma que también cierto es que llegaba con pleno de triunfos entre los mortales. Contaba el propio ex ademarista que el Palacio era la cancha más difícil «de los mortales». Lo que no se esperaba, ni ninguno llegado de Granollers, era que el león dormido iba a despertar con toda su furia guardada.
Como en los viejos tiempos
Precisamente el día que el deporte más antiguo de esta tierra se daba cita en el escenario más antiguo (con permiso del Hispánico) de esta ciudad, el Ademar decidió traer el pasado al presente. Como si de un volcán dormido se tratara, los de Manolo Cadenas expulsaron toda la lava candente reprimida de su interior y sellaron con fuego esas palabras que Tano Franco pronunció hace dos meses: «Vamos a por el subcampeonato».
Cierto es que una victoria no supone aún tal desafío. Pero con lo vivido este viernes en el Palacio sí que se puede afirmar que son de esas victorias que pueden hacer cambiar una temporada. Tras unos primeros 15 minutos en los que los dos equipos se tantearon, la reacción leonesa llegó, precisamente, con la inactividad vallesana.
El ataque catalán se atascó, al tiempo que su defensa, y del 9-8 se pasó al 17-10 en tan solo diez minutos. David Fernández (ocho tantos en total) perforó la zaga catalana, y Tiago Sousa lideró la defensa leonesa. Entre tanto, Saeid en portería hacía vibrar a una grada entera. No sólo por sus paradas, que también, sino por ese ánimo y ese espíritu propios de un guardameta de balonmano. El público se divertía. El Ademar se divertía.
Sólo el descanso (20-13) calmó un poco la auténtica locomotora que estaba siendo el equipo de Manolo Cadenas. Entre tanto, la afición pudo deleitarse de un Míriam Marcos tumbando a todo un Chelín, o del súper campeón, Adri el de Villavente, parando en seco a todo un Tanque de Ferral. Incluso algunos jugadores del Granollers se interesaron por esa lucha que se estaba efectuando en el Palacio. Aunque para lucha, la que dieron los maristas en el segundo acto.
El juego no se pausó, y los goles no pararon de llegar. Tiempo para que los Antonio Martínez (7 goles), Adrián Casqueiro, Darío Sanz o Zapico invitasen al optimismo y a convertir esos «viejos tiempos» no en el presente, sino en el futuro. Saeid dio paso a Panos en la portería. Mala suerte para el griego, su entrada justo coincidió con el subidón de los visitantes en ataque y la relajación, minúscula, de los leoneses en la defensa.
A falta de cinco minutos, el marcador reflejaba un 39-29. «El récord del Ademar en ASOBAL está en 44», se oyó en la grada. Cierto, 44 goles al Teucro en la temporada 2018/2019. Por lo que un enérgico Santista, volando como Superman, intentó sobrepasar esa cifra con los tantos finales. Pero, finalmente, el marcador se quedó en el 43-32 que ahora celebra León. Como en los viejos tiempos.
Fotografías: Isaac Llamazares