El ex futbolista de la Cultural se pasa por los micrófonos de Radio MARCA León para analizar la previa del encuentro entre los leoneses y el Pontevedra
Desde 2016 a 2018, la banda derecha de la Cultural Leonesa tan solo tuvo un nombre y un apellido, el de Ángel Bastos. Uno de los futbolistas, junto a los Palatsí, Yeray González, Mario Ortiz o Iván González que más huella dejó en el aficionado leonés y que, casi cinco años después, todavía se añora por los aledaños del Bernesga. Ahora en las filas del Pontevedra, el natural de Mos se ha pasado por ‘La Radio del Deporte’ para revivir imborrables tiempos y analizar el choque entre blancos y granates.
«De los recuerdos más tristes de mi carrera fue el partido en Soria. Todo el grupo que éramos, de los que ascendimos, teníamos a la Cultural y León muy marcados», arrancaba un Ángel Bastos con cierta melancolía por su etapa como jugador blanco. Dos años con grandes recuerdos como la «buena remontada al Sevilla Atlético», con su primer gol en Segunda, «encima con la zurda», bromeaba; y no tan buenos, como los encuentros ante Nàstic y Lugo: «En esos dos partidos se nos escapó la permanencia».

También, el lateral gallego ha explicado el incidente que Yelko Pino, ahora jugador también de los pontevedreses, tuvo con el club, en el que un vídeo en el que aparecía insultando al equipo terminó con el gallego expulsado de la entidad. «Estábamos haciendo unos estiramientos, y Emi Buendía empezó a grabarle, y para que no le grabara pues Yelko no se le ocurrió otra tontería que soltar eso, sin maldad ninguna, pero hubo la mala suerte de que Buendía lo subió sin querer y salió a la luz», explicaba Bastos.
Con un Yelko Pino «mucho más centrado», el Pontevedra asaltará la casa en la que un día sirvió de hogar para el lateral de Mos. «El equipo juega muy bien, pero somos nuevos en la categoría y estamos pagando la novatada, esperemos que lleguen los resultados», ha expresado Ángel Bastos, incidiendo en que el equipo quiere «tener el balón» y «jugar como se ha jugado las otras veces».
Fotografías: Irene Rodríguez