La ‘Bella Leonesa’ cede su apodo, cada 5 de octubre en la capital, en honor al corro más tradicional y especial de la Liga de Verano
«Papá, ¿Quién ha ganado?», preguntaba un niño de no más de diez años a su padre tras el término de una de las finales del Corro de San Froilán celebrado en la tarde/noche de este 5 de octubre; la respuesta a su hijo, con una gran sonrisa: «Los dos son campeones».
Una perfecta respuesta para una pregunta que, en multitud de ocasiones, no debe tener contestación. Porque, ¿Cómo se puede explicar a alguien que llega de nuevas a este deporte que el campeón levanta tras la final al vencido? ¿Cómo puede llegar a entender que un anciano, de casi 90 años, esté de pie de 17:00 a casi las 21:00 horas solo por ver mejor su lucha? ¿Cómo comprender que un chico de no más de 80 kilos pueda llegar a hacer caer a alguien que supera los 100? Y, en especial, ¿Cómo se espera que alguien ajeno a esta práctica entienda que este deporte llamado Lucha y apellidado Leonesa signifique tanto para un pueblo, una tierra y una historia?
Y es que hasta la Catedral, símbolo de todos los leoneses y leonesas, cede su apodo una vez al año para referirse a su lucha como la verdadera ‘Pulchra Leonina’. Cierto es que, tras toda una Liga de Verano, se llegaba a la cita con todo decidido (salvo la categoría de medios femenina). Algo que daba igual para que toda la Plaza de Regla estuviera a rebosar durante las casi tres horas y media totales que duró la aclamada cita. Porque, como bien dijera un sabio en este mundo llamado Antonio Barreñada, «Si esto sólo fuera un deporte, para mí no tendría ningún interés».
Jorge Iglesias graba El Bierzo con fuego, Priscila Martínez engrandece su leyenda
Con sorpresa llegaba la primera cita del sagrado corro en la categoría de ligeros masculina. Quince luchadores -la que más- acudían al tatami asentado a los pies del corazón del Camino de Santiago para abrir el apetito a una tarde mágica. David Riaño, con su condición de campeón en la categoría, llegaba con la intención de llevarse una de esas citas que contar a la posteridad.
Sin embargo, ya en la final, Jorge Iglesias, llegado de El Bierzo y discípulo de El Junco de Tendal quería grabar el nombre de su tierra a fuego en tal sagrada edificación. Ajustado fue el último agarre, y efusiva la celebración del llegado del otro lado del Manzanal. En el tercer y cuarto puesto, Rubén Cerezal se hacía grande para llevarse la final de consolación ante Francisco Gil.
En las féminas, Priscila Martínez no dio tregua y tiene en las Fiestas del Pilar de Boñar la oportunidad de hacer historia. Ningún luchador ha conseguido jamás el pleno perfecto en una Liga de Verano, y la de León tiene a una victoria un récord que será difícil igualar. Mientras tanto, Pris no dio tregua ni a Ainhoa Fierro en semifinales, ni a Lucía Cuesta en la final.
Adrián Rodríguez y el no rendirse, Luzma Carcedo con todo a Boñar
La tarde pasaba. El sol se iba escondiendo, pero el público no abandonaba ni el más minúsculo centímetro de su localidad. Ocho luchadores se citaban en la categoría de medios, aquella en la que Adrián Rodríguez, el de Villavente, tiene el trono y el cetro. José Luis García llegaba para robarle el honor de bautizarse como monarca en la capital de su Reino. Y por poco lo logra, pero quien se ha criado en la perfecta alfombra que es La Sobarriba, nada debe temer lo que deparaba León.
Samuel Sánchez lograba el tercer puesto tras un gran enfrentamiento con Carlos Fernández. Un tentempié para lo que estaba por llegar. Llegaban Luzma, Édili y de telón de acero Rosa María. Solo tres luchadoras con aún un título en juego. Primero Édili García encontraba obstáculo en Rosa la de Trobajo del Camino; pero dos caídas y ya esperaba la líder de la competición en frente. Luzma Carcedo no dudó, y es que ya puede hasta acariciar el título. Sin embargo, resta El Pilar para ello.
Tomasuco no teme a los tanques, Rebeca se apunta al Campeón de Campeones
Llegaban semipesados, y esa categoría tiene un nombre: Tomasuco. En frente llegaba un Tanque desde Ferral pilotado por Omar Liquete. El del Bernesga llegaba a la cita tras haberse ‘empapado’ el escenario los dos días previos. Y es que Liquete, no contento con la celebración del corro, ya había estado un total de cinco horas entre lunes y martes, junto a Miriam Marcos, enseñando a las futuras estrellas de este deporte los secretos que esconde el mundo de los agarres.
Con ello llegaba a la cita, y en un paseo militar a la final. En frente, Un Tomasuco campeón provincial y estival. Se resbaló Liquete en el primer agarre; cosas del directo que se diría. Tras ello, ambos luchadores regalaron al aficionado una de esas finales que quedan en la retina. El vencedor fue Uco pero, como bien le decía ese padre a su hijo, los campeones fueron los dos.
En féminas, era la oportunidad de grabar un nombre que no fuera el de Cecilia García y sacarse el billete para el Campeón de Campeones del próximo 16 de octubre. Rebeca Martínez no se lo pensó, y se plantó en la final con ganas de coronarse ante la Catedral. La siguió Paola Sánchez, pero el primer puesto fue para la primera. Queda un billete más, oportunidad para las Carla Sofía, Paola, Paula y compañía.
Un potro bien engalanado
Con la noche ya en el cielo de la capital, llegó la última celebración de San Froilán. Cuántas historias contaría la fachada principal de la Bella Leonesa si pudiera hablar, y en cuántas un potro llegado de Lillo dejaría huella en su plaza. Porque la categoría de pesados, como viene siendo habitual, dejaría sus mil historias y sus ciento anécdotas.
Como la remontada que Pedro Alvarado protagonizó ante Víctor J El Canario. Se puso el de Villaquilambre con una caída de ventaja tras un minuto y diez segundos de agarre. Ello significaba que el de Cistierna tenía que lograr dos en tan solo 20 segundos. Le sobraron diez para llegar a la final. Algo que no se pudo creer Víctor J al llevarse las manos a la cabeza al término de las semis.
Unai del Campo, en 30 segundos, se plantó en la final ante un Rubén Fierro que no quiso ni descansar para recibir a El Canario en el tercer y cuarto puesto; siendo el bronce para el de Villaquilambre. Ya en la final, Alvarado golpeó primero; pero El Potro de Lillo demostró que su engalanamiento era el mejor y, tras dos caídas enteras, su grito se escuchó en lo alto del cielo leonés.
Final a un corro para la historia. Tras dos años de pandemia, el público volvía a reencontrarse con sus queridos aluches. Cierto es que ya pudieron el pasado verano, pero siempre con rigurosas comillas. Las fiestas de San Froilán han vuelto a sonreír, pues su mejor legado volvió a conquistar el corazón de esta tierra, la leonesa.