En 2018 la Cultural se despidió de la Segunda División a costa de la salvación polémica del equipo andaluz
Como si de la característica cicatriz que ardía en la frente de Harry Potter cada vez que Voldemort se aproximaba a su posición, la herida aún abierta del descenso en 2018 de la Cultural ha comenzado a manifestar dolor a medida que se acerca la cita de este domingo. Y, pese a que el dicho enuncia que «el tiempo todo lo cura», cinco años no han sido aún suficientes para mirar a otro lado ante las circunstancias que envolvieron aquella pérdida de categoría.
Se debe retroceder a enero de 2018 para ver a un Córdoba colista y a 14 puntos de la permanencia. En una categoría tan ajustada y peleada como la de plata, las opciones de la salvación de los andaluces eran más bien escasas; por no poner otro tipo de adjetivo calificativo. Sin embargo, los fichajes de renombre del, que en paz descanse, José Antonio Reyes, Aythami o la renovación de Sergi Guardiola le dieron un aire nuevo al equipo verdiblanco; que comenzó una remontada casi sin precedentes.

La polémica llega a la hora de echar las cuentas en torno al límite salarial. Y es que ese juego de cifras fue totalmente contra las normas pactadas en la LFP, creando gran revuelo en el entorno culturalista y en gran parte de la categoría. Cierto es que el encuentro ante los andaluces en el Reino de León se saldó con victoria blanca (2-1), pero en la última jornada, la derrota de los leoneses en Soria y la victoria de los cordobeses ante el Sporting de Gijón supuso el descenso de los de Rubén de la Barrera a Segunda B.
La justicia miró hacia otro lado, al menos en lo que a esa temporada se refiere, y la Cultural, en parte por su propio juego y en parte por la ilegalidad en el límite salarial de los andaluces, no tuvo opción ni derecho a ningún tipo de pelea por mantenerse en la categoría en los despachos. Sin embargo, la campaña siguiente sería la del castigo para los cordobeses al implantarles el limite salarial mínimo; hecho que consumó su descenso en ese mismo curso. Una decisión más que injusta para los que sí cumplieron las normas, los que este domingo recibirán a los cordobeses con una herida que aún duele.