Con la llegada del central leonés Cristian Pérez, el equipo ya suma en su plantilla un total de diez futbolistas de la ‘tierrina’
Mucho hay que retroceder en el tiempo para experimentar una época en la que el futbolista formado en casa, canterano que se dice, era una prioridad en un club. Esos años 70 y 80 en los que la política de cualquier equipo era promocionar lo suyo; lo casero. Recuerdo una entrevista al ya ex presidente del Real Oviedo, José María Velasco, pronunciar algo así como: «nuestro objetivo es ascender, sí, pero con una plantilla formada por gente joven y… ¡asturiana!».
Por supuesto, esos décadas no son las de ahora. No se disponía del dinero del que los equipos presumen ahora. Es por ello que el producto local era mucho más económico que el importado. Con el paso de los años, esos futbolistas formados en la cantera poco a poco fueron haciéndose a un lado en favor de las ‘súper estrellas extranjeras’. Y con extranjeras no solo hago alusión a los que llegan de lejos de las fronteras nacionales. Una nueva política de fichajes que fue cambiando el concepto de conservar a la gente de la casa de una necesidad a un romanticismo.

La Cultural puede dar buena fe de ese romanticismo. Desde un ya lejano 23 de julio, fecha en la que Viti Díaz dijo adiós al cuadro leonés, el equipo de la ‘tierrina’ quedó huérfano de los suyos. No fue hasta 2021, y con un Ramón González que llegaba tras crecer entre leones, que esa famosa esencia leonesa regresó. La temporada 21/22 quedará en el recuerdo como la más romántica de los últimos años. Y, a ese romanticismo, le ha llegado el turno de volver a evolucionar.
Porque en sagrado año como lo es el del Centenario, el buen aficionado al equipo blanco y a la bandera carmesí llega no solo guiado por ese romanticismo de querer a los suyos en su equipo. No. Llega con la necesidad de ver a los suyos en su equipo en este siglo de historia. Una vuelta atrás en el tiempo en el año, precisamente, de recordar y añorar tiempos pasados. Esos tiempos en los que ese cachorro que salió de su guarida un 5 de agosto de 1923 se convirtió en el Rey de la Selva. Y, por supuesto, ese felino tenía que rodearse de los de su misma especie.

Hace ya mes y medio, el primer día de la pretemporada para ser exactos, el querido jefe de prensa de este bendito club quiso regalarnos una instantánea inédita en años. Entre todos los integrantes que comprendían en ese momento la plantilla blanca, hasta once eran de León: Diego Rodríguez, Diego Pertejo ‘Percan’, David López, Marcos González, Javier Fernández, Marcos Fernández, Javier Álvarez, Abel de Prado, Aarón Piñán, Rodri Suárez y Claudio Medina. Por no hablar de dos más formados en la cantera como el santanderino Júnior Girón y el salmantino Aramis García.
Tras ello, llegaron los primeros amistosos. Y, en el segundo ante el Atlético Bembibre, iba a llegar otra imagen inédita: Siete leoneses en el once inicial. La Quinta del León apodó este medio. Y la fórmula se fue repitiendo a lo largo y ancho de la pretemporada con los debuts de Nico, Vallecillo y Óscar Gallego. La ‘Cecina Mecánica’ ya estaba en su fase de ahumado.

Se fue Marcos González, cedido al Coruxo, en busca de minutos para volver con los dientes y las garras preparadas para defender a la manada. Y este 18 de agosto, ese embutido I.G.P. que tanto define a esta tierra ya ha completado su proceso de maduración con la incorporación de Cristian Pérez. Que se prepare el colon del que en estos momentos esté leyendo estas líneas, pues la ‘Cecina Mecánica’ es ya una realidad.