El equipo de Manolo Cadenas cede un punto (37-37) ante el Bada Huesca en un nuevo encuentro marcado por el poco acierto defensivo
Como Las Tacañonas exclamaban en los 80 en el Un, dos, tres…, «Campana y se acabó». El Ademar tiró por la borda las pocas opciones que, tras la derrota en el Huerta del Rey, le quedaban para poder soñar con la gesta de Europa. Fueron siete los encuentros consecutivos que los de Manolo Cadenas encadenaron sin perder, hecho por el que en la tarde de este sábado se esté hablando en alto, y no en bajo. Pero, finalmente, ese rebufo encontró su freno.
Pudo ser peor. Pudieron llevarse los dos puntos los oscenses que, a falta de 15 minutos para el final, mandaban en el marcador por hasta seis tantos. Es lo que tiene jugar en León, que el público aprieta y el Palacio puede convertirse en un auténtico infierno para los llegados de lejos del Reino. Se rozó el milagro. Se conjuró la épica. Pero, finalmente, un último gol de Gonzalo Pérez, prácticamente sin ángulo, puso el definitivo 37-37 sobre la bocina.
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Los leoneses lo sabían. Tras el 45-40 ante el Atlético Valladolid no quedaba otra que puntuar dos ante un Bada Huesca que también llegaba con la flecha para arriba. Las victorias de Cuenca y Ciudad de Logroño obligaban a los de Cadenas ha sacar la victoria frente a los 2.145 espectadores que poblaban las gradas del Palacio de los Deportes. Y, sin embargo, no empezó mal el conjunto ademarista.

Con un Malasinskas inventando pases donde otros solo verían brazos y piernas, el Ademar comenzó machacando el arco defendido por un, a la postre, difícil Almeida. Los leoneses se gustaban. Milosavljevic no fallaba desde los nueve metros, no hace falta comprarle un muelle al serbio, ya viene con él incorporado en los tobillos. Gonzalo Pérez no titubeaba desde los siete metros. Y Bomastar no daba cuartel en el ataque aragonés. Pero, como siempre, todo lo que sube, debe bajar.
Y el bajón de los leoneses coincidió con el subidón de los oscenses. Iván Montoya no daba cuartel en el pivote. Y si no, ya estaba Joao Pinto desde el lateral para manejar la gran reacción de los suyos. Volvió a revivir el rey león, con tres tantos en apenas 30 segundos. Espejismo a la postre, los visitantes volverían a dar guerra a la zaga leonesa, que comenzó a recuperar las imprecisiones en defensa del anterior encuentro.

Con el 18-19 se llegó al descanso. La grada creía, y el equipo también. Pero el juego no respondió. Salieron fuertes los oscenses tras el paso por vestuarios, y Almeida echó el cerrojo en su portería. No le salían las cosas a los de Cadenas, que llegaron a acumular tres minutos sin ver portería… además de tres siete metros en menos de un minuto. Sin querer verlo, el marcador reflejaba, sobre el ecuador de la segunda mitad, un más seis a favor de los oscenses. Pero, ya saben, esto es León, y aquí mandamos nosotros.
Fueron tres las recuperaciones en defensa de los de Cadenas, apoyados por un Panos que respondió cuando más se le necesitaba. Como un rayo, la Diosa Fortuna volvió a aparecerse en el Palacio, y Malasinskas volvía a agitar la varita mágica para regalar dos tantos a un Jaime Fernández que se colaba en medio de los gigantes oscenses como Bilbo Bolson por la guarida de Smaug.

A falta de dos minutos, el marcador ya era de 36-36, y con ataque para el Ademar. Una pena, un pase en largo anticipado de Panos no llegó a Jaime Fernández, que se quedaba solo frente a Almeida. Por contra, eran los visitantes, con un Joao Pinto que el cambio de defensa a 5-1 había neutralizado, el que a falta de 20 segundos volvía a adelantar, 36-37, a los suyos.
Pero el león no había dado su último rugido. Restaban diez segundos, tal vez menos. Balón para Malasinskas, este para Virbauskas, y la conexión lituana llegaba a un Gonzalo Pérez sin ángulo. El leonés, sin nada que perder, lanzó un zurdazo que, para gloria de todos, acabó alojándose en la escuadra al tiempo que el marcador señalaba el final. Remontada de los leoneses, sí. Insuficiente para asaltar Europa, también. Una semana después, la EHF se erige como una quimera. Esperemos que los de Cadenas naveguen en el Argos.