En 1992, la pasión y el amor por este deporte llevó a dos vecinos de Valdefresno a la creación de uno de los clubes referencia del país en el mundo de las carreras de trineos tirados por perros
Todo sueño tiene su principio. Y, en ocasiones, este incluso tiene su comienzo a varios miles de kilómetros de donde actualmente comenzó esa historia. Porque para el Club Mushing León, referencia dentro de las fronteras nacionales, hablar de un inicio es poner la vista en las heladas y nevadas laderas y páramos del estado de Alaska de principios del Siglo XX.
Arrancando esta historia por el principio, el mushing, como deporte, tiene su origen en la conocida como ‘Carrera del Suero de Nome’ de 1925. En aquella ocasión, los criadores de huskies (denominados mushers) emprendieron una larga travesía de más de 1.100 km de hielo y nieve para llevar medicinas a los enfermos de difteria de la población estadounidense. Ejemplo claro y famoso fue el de Balto, uno de los huskies que participaron en aquella expedición sanitaria.

Desde ese momento, se comenzó a fomentar la práctica deportiva de las carreras de trineos llevadas por perros en el estado americano. Hasta el punto de que tal disciplina cruzó el Atlántico, hasta las zonas geográficas más frías de Europa. Y, una vez en el Viejo Continente, el mushing no tardó tiempo en llamar a las puertas de la Península Ibérica y, por ende, a la provincia de León.
El sueño de unos pocos, el cariño de muchos
«Fue en 1992 cuando un amigo y yo comenzamos a practicar este deporte. Estuvimos en un club en Valencia, y después de llevar varios años practicándolo pues decidimos formar un club», expresa Roberto Marcos, cofundador y presidente del Club Mushing León. Sin embargo, no sería hasta 2015 cuando la entidad se constituyera oficialmente, teniendo la sede y su principal actividad en el municipio de Valdefresno: «Vimos que había mucha gente que les gustaba, y decidimos ir un paso más allá y fundar el club».

«Venía la gente a Villaseca con la bicicleta, el carro, o simplemente a correr con el perro porque hay buenos caminos y cuando fuimos bastantes pues tuvimos la idea de crear el club», recuerda Roberto Marcos sobre los comienzos del mushing en León. Una acogida que fue gratamente recibida por los vecinos de La Sobarriba y por la provincia en general, puesto que siete años después de su fundación, expresa Roberto, «el Club Mushing León ya tiene integrantes de la tercera generación».
Aunque para poder explicar la trascendencia que este club ha tenido para la provincia y el país, conviene repasar las diferentes modalidades y normas que rigen este deporte de origen americano. En tierra existen cuatro categorías: canicross (una persona corriendo con un perro), bikejoring (una bicicleta tirada por un perro), patín (un patinete tirado por dos perros) y carro (que puede ir tirado por cuatro, seis, ocho y diez perros).

Mientras que en nieve, únicamente practicado en el municipio de Valdelugueros debido a la favorable climatología, existen tres categorías: skijoring (una persona en esquís con un perro), canicross y trineo (tirado por dos, cuatro, seis, ocho o diez perros).
Lo más importante es el perro
«Sentir esa complicidad, ese amor, esa nobleza con ellos… es tan grande que no sabría expresar bien lo que se siente cuando se está con ellos; pero es algo muy impresionante», cuenta, con emoción y una sonrisa de oreja a oreja la musher del club Paula Tascón acerca de uno de los principales puntos y que hace único a este deporte: la conexión entre el practicante y el perro.

Y es que, además del carácter deportivo de esta práctica, el mushing se erige como el más vivo ejemplo del respeto y el amor por su más directo ‘aliado’. «Lo más importante del mushing es el perro. Si este un día, por lo que sea, no quiere correr pues simplemente se le desengancha del resto, se le monta en el trineo, y se prosigue la marcha», explica el presidente del Club Mushing León.
Una rutina competitiva que, según cuenta Paula Tascón va desde «una importante hidratación antes y después de las carreras» hasta «una gran preparación tanto física como mental». Además de incidir en la edad óptima para que los ejemplares de huskies, bracos y greysters puedan empezar a competir con el resto del grupo: «En canicross pueden empezar a los doce meses porque, por el desarrollo de la musculatura, ya es un perro adulto; mientras que el resto de categorías hasta los 18 meses no pueden empezar«.

Sin olvidar el tipo de ‘amigo canino’ que pueda competir en cada modalidad. Como bien destaca Roberto Marcos, «los perros que van adelante son los que tienen la función de guiar al resto, y los de atrás los más fuertes, los que ejerzan la gran mayoría de la fuerza». Esto tiene su explicación en que «los perros como el greyster o el braco son de velocidad, pueden alcanzar los 45 km/h; mientras que los hueskies corren a menos velocidad, pero aguantan mucho más», según incide el presidente del club leonés.
Ante la duda de cómo los perros pueden adaptarse a este deporte, Paula Tascón ensalza la «gran capacidad que tienen de aprender de todo lo que les rodea». «Nos podríamos sorprender de lo inteligentes que son los perros; de cómo un bebé se va a guiar de lo que vea y va a asimilar muy bien una dinámica que para ellos no deja de ser un juego», explica Tascón.
Valdefresno, la meca leonesa del mushing
Como cualquier deporte, el mushing realiza sus actividades gracias, principalmente, al apoyo económico e institucional que recibe de patrocinadores y entidades. Durante la ‘temporada invernal’, las nevadas laderas de Valdelugueros se convierten en el principal escenario para la competición y entrenamientos del Club Mushing León. Mientras que el resto del año, en el que la nieve no cubre de blanco la provincia, los excelentes caminos y tierras de Valdefresno se llenan de la vida que este deporte desprende.

«Aquí no nieva, pero eso lo contrarrestan las grandes pistas que tenemos en La Sobarriba», incide Carlos Gutiérrez, alcalde de Valdefresno. Un municipio que, cada año y de forma ininterrumpida desde la creación del club (a excepción de los dos años de la pandemia), organiza una carrera en la que «participa gente de toda España». «A la última edición acudió muchísima gente de toda España que incluso ya se quedaban a dormir el viernes aunque la carrera fuera el domingo», recordaba ilusionado Gutiérrez; añadiendo que «no sabemos de la importancia para la gente joven este deporte que cada vez está yendo a más».
Un escenario que, matiza el alcalde de la localidad de La Sobarriba, «es muy especial debido al barro que cubre esta tierra, que es diferente a todos los demás». «Los perros no sufren. No es como la nieve, pero a falta de eso se suple con el excelente piso que tenemos aquí», destacaba Carlos Gutiérrez. Unas palabras que Jesús Oblanca, concejal de Deportes del Ayuntamiento de Valdefresno, comparte sin dudarlo, resaltando que «desde el primer momento el Ayuntamiento apoyó a este club».

«En todas las pruebas deportivas que realizan el Ayuntamiento siempre está detrás dando ese soporte que necesitan», enfatiza Oblanca. Un deporte, el mushing, y un club, el de León, que más allá de sus practicantes, está comenzando a crecer en cuanto al público y a la afición se refiere. Sin ir más lejos, la última edición, la de 2022, contó «con muchísima expectación, contando además que era la primera edición después de la pandemia», según afirmaba el concejal de Deportes del ayuntamiento leonés. Dejando además la noticia de que «habrá una pequeña sorpresa» el año que viene.
Desde que dos vecinos de La Sobarriba comenzaran este sueño un ya lejano 1992, el mushing ha experimentado un siempre crecimiento en la sociedad leonesa, hasta el punto de sus destacados triunfos en los campeonatos nacionales. Lo que comenzó como una ‘misión’ sanitaria en la Alaska de principios de Siglo XX, ha dado paso a una de las prácticas deportivas más completas y saludables tanto para los que la practican como para los ‘verdaderos protagonistas’. Un emblema para la provincia y, en especial, un deseo cumplido.