La Cultural y Deportiva Leonesa se lleva los tres puntos de Almendralejo (1-3) en la despedida final del Extremadura UD
El sufrimiento llegó a su fin. Después de un más que agónico mes y medio de supervivencia, el Extremadura dio sus últimos pasos sobre el verde del Francisco de la Hera. En su casa. Ante su público. Y con catorce futbolistas formados en la cantera de Almendralejo. Tuvo que ser un león, el apodado rey de la selva, el que con tres zarpazos acabara con el tormento de los azulgranas.
Ander Vitoria, por partida doble, y Fidel Escobar liquidaron a un equipo que hasta el último segundo demostró su don de supervivencia. Pero en el mundo del fútbol poco manda el corazón si este no tiene el bolsillo lleno. La Cultural viajó a Extremadura para llevarse los tres puntos. Ya los tiene. Pero también cruzó la Vía de la Plata entera para despedir como se merece a un miembro más de su camada. Porque, al final, ¿no fue ese territorio el extremo del Viejo Reino?
Todos los detalles del Francisco de la Hera
Cita trampa que decían en los días previos. La trampa de tener que jugarlo, aunque también en la de confiarse. Los leoneses, tras caer ante Unionistas el pasado finde, llegaban a Almendralejo con la presión de estar ‘obligados’ a traer sí o sí los tres puntos en sus fauces. Porque, no hay que engañarse, todo lo demás hubiera significado el destierro del rey de la selva.
Curro, no obstante, apostó por un once en el que volvió a dar entrada a Marcos González, supuso el debut de Alberto Benito, levantó el castigo a Jaime Sierra y Jony Álamo, y devolvió a Jon Ander Amelibia a la competición. Y es que en frente tan solo tenía a jugadores de Tercera y algún que otro estudiante de instituto. No malinterpreten, el más sincero aplauso a todos y cada uno de ellos.
Con la mirada puesta en la victoria, los del Bernesga salieron a acabar con el sufrimiento de los locales a las primeras de cambio. Sería Jorge Moreno el primero en probar suerte ante Pablo Vázquez. Una doble oportunidad del central madrileño que vería como el arquero local le quitaba el gusto del gol.
Nada que Ander Vitoria no solucionara. Una centro de Marcos González sirvió en bandeja el cuero para que, con un disparo ajustado al palo contrario, el de Igorre asestara el primer zarpazo en el cuerpo de un Extremadura peleón. Y por poco iba a ampliar su renta, pero el larguero pausó la segunda agonía extremeña.
Seguían los leones acechando a su presa sin parar, queriendo dejar la cacería finiquitada antes del descanso. Jorge Moreno volvía a probar suerte de cabeza, y Ander Vitoria por abajo. Sin premio para ambos. Un trofeo que sí se llevaría el que más lo mereció ante Unionistas.
Fidel Escobar, sobre la bocina y desde fuera del área, mandaría un segundo zarpazo allá donde el arquero local no pudiera llegar. Golazo del panameño, fruto de ese gran papel que está desempeñando vestido de blanco. Los leoneses, al término del primer acto y principio del siguiente, y con el 0-2 en el marcador, tal vez bajaran algo la guardia.
El tiempo suficiente para que Mulero demostrara que la presa aún tenía vida. Ni por esas, la Cultural podía mantener a cero su meta. Pero tampoco sacrifiquen a este león, que sea un futbolista de Tercera, de Champions, o Infantil, cualquiera puede hacer un gol en el fútbol. Pregunten en Irún si eso es verdad.
Los locales vieron luz al final del túnel, ese deseo de despedirse por todo lo alto. Aunque esa luz se apagó al tiempo que Ander Vitoria, de cabeza tras una falta botada por Marcos González, pusiera el 1-3 en el electrónico. Ahora sí, el Extremadura decía adiós a sus 15 años de historia.
Aún hubo tiempo para que Ander Vitoria, nuevamente con la testa, se llevara el balón para casa, pero su remate acabó lejos del arco. También pudieron los azulgranas hacer un segundo, pero Dani Sotres ya había cerrado su jaula al salir. El final de los 90 minutos significó dos cosas, una vuelta a León con tres puntos y dos victorias a domicilio consecutivas; y catorce jugadores que ya no tendrán que seguir cargando con el problema de otros.
Se acabó la aventura de los de Almendralejo. Tres zarpazos de un león compasivo supusieron el final a una agonía que mucho se prorrogó. Los blancos vuelven con los tres puntos, pero la presa se queda en Extremadura. Que tenga al menos un entierro digno. Ese que los de arriba no han querido pagar. Porque eso es el fútbol modesto. Un negocio. Y los que pagan la cuenta no son los dueños, sino los que mueren por sostenerlo.