La Cultural y Deportiva Leonesa juvenil no puede con un Atlético de Madrid (4-1) superior y se despiden de la primera Copa del Rey de su historia
Las primeras veces siempre son especiales. La primera vez que acudes al colegio, el primer diente que pones debajo de la almohada esperando al Ratoncito Pérez, el primer beso y sus mariposas en el estómago… Recuerdos que quedan guardados con mucho mimo en la memoria.
Los cachorros, esos que ya puede decirse que están para acompañar al Rey León a cazar, dejaron bien en lo alto el nombre de la Cultural en su primera vez en la Copa del Rey juvenil. No se pudo repetir la hazaña de hace poco más de un mes en estas mismas tierras, pero ese coraje y corazón del que presume el club rojiblanco se pudo sentir en el equipo del Bernesga. Una familia que ya ha escrito una nueva página en la historia del fútbol leonés.
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La Cultural y Deportiva Leonesa desembarcaba en un Madrid invernal para afrontar su primer partido de Copa de Rey, el primero en la historia de los cachorros. Y es que una primera vuelta fantástica en uno de los grupos más difíciles de la División de Honor Juvenil supuso el premio que hace 365 días no se pudo festejar a causa del COVID.
Frente a canteras de equipos que pueden presumir de llevar su imagen por Europa. Frente a equipos que contratan a ojeadores para que examinen el globo terráqueo entero, la Cultural estaba ahí, entre las 32 mejores canteras del país. Y poco tardó en demostrar que su participación no será la última de su historia.
Ni los espectadores habían ocupado algunas de sus localidades cuando David López caería dentro del área tras un derribo rojiblanco. Sin castigo según el colegiado. Una pena máxima que, sin embargo, sí que se ejecutaría en el área contraria.
De la misma forma pero con las camisetas cambiadas, Marcos Báez derribaba a Ricoy dentro del área. Pena máxima que transformaría Curras. A escasos centímetros se quedó Samu Alarcón de detenerlo. Pese a ello, los leoneses no sucumbieron a un rival superior en sus inicios, y el cuadro de Adrián Cantabrana comenzó a adueñarse del esférico.
Aunque las ocasiones seguirían sin llegar. Samu entonó el «¡No puedes pasar!», y la portería se volvió un portón con el cerrojo echado. Primero Ricoy por abajo, sin problemas para el arquero culturalista. Después Lucas López buscó la escuadra, nada que una buena manopla del meta no arreglara. Y tras ello, Barrios a boca jarro, ya estaba Samu con mano botijo para atajar la ocasión.
Con esa sintonía, el encuentro llegó a su ecuador. Un descanso que no sentó nada bien en los del Bernesga, pues nada más comenzar el segundo acto, el 2-0 subió al marcador. Un pase al hueco sorprendió a una defensa leonesa sin brechas en los primeros 45 minutos. Mano a mano de Denia con Samu que iba a finalizar el jugador colchonero por debajo de las piernas del arquero culturalista.
Un propio Denia que podría haber firmado el 3-0 si su disparo no hubiera encontrado en la madera el segundo portero. Y fue, en ese preciso momento en el que más apretaban los rojiblancos cuando los cachorros hicieron muestra de que debes rematar a un león herido.
David López entró en el área y, en el momento de encarar, Iturbe en portería decidía derribar al leonés. Pena máxima que iba a transformar el propio López, con templanza y algo de suerte del palo derecho; que en lugar de repeler el disparo lo alojó en el fondo de las mallas.
Con el marcador en contra, y el cronómetro más aún, los leoneses se lanzaron a la yugular del oso. Samu protagonizó una doble intervención a disparos de Boñar y Barrios que mantuvieron la esperanza. De la misma forma que haría minutos después con una gran estirada tras un disparo ajustado de Ricoy desde fuera del área.
Pero la más clara llegaría del lado de los del Bernesga. Un mano a mano de Palo con el portero colchonero finalizó en una vaselina que se escapó por centímetros cuando el público gritaba gol. Lástima, la ocasión acabó en saque de puerta. Con el tiempo ya cumplido, la Cultural sacrificó su férrea defensa por un último ataque.
Algo que propició una nueva pena máxima favorable a los locales tras una contra. Lanzamiento que no erraría Barrios. De la misma forma que, nuevamente en el descuento, un nuevo contraataque de los rojiblancos acabaría con el definitivo 4-1, esta vez obra de Vilán. Cruel final para tanto sacrificio.
No se engañen ustedes. El 4-1 en el marcador no reflejó, en absoluto, lo visto sobre el césped madrileño. Uno cachorros que bien se pueden llamar ya leones que, en numerosas ocasiones, a punto estuvieron de asaltar nuevamente el trono del que ahora se asienta como líder en Liga. La Cultural puede estar orgullosa, pues estos cachorros, presente y futuro del club, rugieron y cazaron como auténticos reyes de la selva.