La Cultural y Deportiva Leonesa suma una nueva victoria y portería a cero ante el San Sebastián de los Reyes (2-0)
Ocurre algo con la posición del delantero. Y es que esta suele juzgarse, malamente hecho, por la cantidad de goles a final de temporada. Si un futbolista que ocupa esa posición en el campo acaba la campaña con menos de cinco dianas en su cuenta, esta se considerará como pobre, o insuficiente. Sin embargo, ¿el delantero está sólo para meter goles?
Poniendo la mirada en el Reino de León, Nikolay Obolskii, con el de esta tarde, lleva tan solo dos tantos en su cuenta personal. ¿Alguien se atrevería a decir que su temporada está siendo mala? Entereza, sobriedad, compromiso, trabajo físico y una gran visión del juego es lo que está caracterizando el llamado «trabajo oscuro» del llegado de tierras rusas.

Porque en este sábado, la Cultural ha firmado uno de los partidos más estables de su temporada. Ha firmado una nueva victoria. Una nueva jornada, la sexta, sin conocer la derrota. Una nueva meta a cero. Y, en especial, ha dado con una tecla, la de la sobriedad del bloque en defensa, que tan desaparecida estaba en el inicio de campaña. Una tecla que, en la tarde de hoy, la ha tocado el pianista de Tula.
Todos los detalles del Reino de León
Cierto es que el pasado viernes no se obtuvo la victoria, pero malo no fue el partido. El anterior antecedente directo era el del Racing. Podría decirse el encuentro en el que se cambió la vieja pianola espagueti westerniana por un Yamaha de esos que suenan en Viena. Porque desde el 3-0 ante los cántabros, los leoneses encadenan seis tantos a favor y tan solo uno en contra… y en fuera de juego.

Llegaban los de Madrid a León. Precisamente, casualidades del azar, el mismo día que la Peña Culturalista Madrileña cumple su sexto aniversario. Qué sean muchos más. Y, para celebrarlo, Nahuel no dejó ni que muchos de los espectadores del feudo leonés tomaran asiento.
Cabalgó Aarón por la banda y, con un centro, conectó el cuero con la cabeza del de Santa Cristina d´Aro. Imposible para Miguel Bañuz. La filarmónica comenzaba el recital sin tan siquiera afinar los instrumentos. No importa cuando tienes a un director de orquesta como Piñán, el ya jugador en el que más goles participa de la categoría.

Sonaban bien los acordes de los leoneses. Y es que nada mejor para copiarse que el fantástico órgano presente en la Catedral de León. Aunque no todo era dominio leonés. Los madrileños querían aguar la fiesta a los del norte. No hay problema si tienes a un renacido Dani Sotres defendiendo tu marco.
Las intentonas capitalinas, que no pasaban de centros al área y disparos desde la frontal, eran sobriamente intervenidos por el arquero cántabro. Y, con esa musicalidad en el aire, llegó el ruso para seguir engrandeciendo su leyenda.

Le llegó el cuero por la derecha, galopó llevándose a cuatro por el camino y, ya delante del arquero visitante, batió por bajo, con la calma y elegancia que sólo él sabe poner, por segunda vez en el partido. El público estallaba ante el sólo de piano del de Tula. Un maestro al que solo le hace falta jugar con esmoquin y guantes.
Desde ese momento, y aprovechando esa motivación, Camarada Nikolay fue una auténtica pesadilla para los madrileños. Daba igual que fuera en banda, en el centro o en la frontal, el ruso sabe lo que es pelear hasta el final. Tuvo el tercero de cabeza, ya en el segundo acto, tras un saque de esquina, pero el cuero se marchó por alto.
Sirvió un gran cuero, picándolo por encima de un defensor, para que un recién integrado Solís hiciera el tercero. Lástima que el remate del sevillano se marchara fuera. Cuando no le quedaban más recursos que mostrar, el Pianista Obolskii provocó la que sería la roja a Baro que ya, oficialmente, decidiría el choque. Partido completo del de Tula.

Buenacasa pudo poner el 3-0 de falta directa, pero Miguel Bañuz defendió las telarañas de su arco con una prodigiosa intervención. Otra vez será, Sergio. El pitido final significó la quinta victoria de los leoneses, y la octava posición en la tabla; a dos puntos de los playoffs y nueve del descenso. Además de otro dato, y es que los de Ramón González ya no son el equipo que más tantos concede, y sí lo siguen siendo en anotar.
El órgano de la Catedral de Santa María se ha trasladado al Reino. Y Obolskii, ese llegado de las frías tierras de Tula, se ha convertido en su teclista. La tecla que tanto se buscaba está ya en León. Tócala otra vez, Obolskii, y que sus acordes nunca dejen de sonar.
Fotografías: Irene Rodríguez Campos