Reconozco cierta antipatía inicial hacia aquella mujer, cuyo nombre no recuerdo, que decía ser psicóloga. La verdad es que mi objetivo aquella tarde de domingo de noviazgo era, exclusivamente, lograr que Noelia saliese del confinamiento que para mí suponía la acogedora casa de su tía, por muy bueno que estuviese el café, que lo estaba.
La cosa cambió en segundos. Me empapó su hipnótica facilidad de palabra, su infinito conocimiento tanto de los deportes de fondo en general como del atletismo en particular, y escuché dos palabras nuevas que creo me hicieron mejor conocedor del deporte y sus deportistas, dos palabras que, juntas, cambiaron para siempre mi percepción del deporte tanto popular como profesional: “Psicología Deportiva”. Fue sin duda el giro inesperado para aplazar el paseo dominical.
Y todo para una conclusión, la misma a la que siempre he llegado tras muchas conversaciones con deportistas y entrenadores de deportes puramente físicos: “La diferencia en los momentos complicados, en la máxima agonía, en los momentos decisivos, no reside en el plano físico”.
No debemos, por muy deportistas que seamos, centrar nuestros “esfuerzos confinados” en el plano físico, a no ser que éste sea para alimentar positivamente el plano psicológico. Dicho de otro modo, habremos de colmar nuestra necesidad de sentir ése placentero cansancio exclusivamente a través de ejercicios en los que disfrutemos el momento de su ejecución y no pensando en las posibles consecuencias físicas que nos aportará no sabemos cuándo.
Personalmente no disfrutaré corriendo cuarenta minutos en mi jardín de 40×40 metros, sin embargo sí tendré mi adeudada hora diaria de “mini tenis” y “cama elástica” con mis peques.
Es tiempo de otras cosas. De resetear, de “juntar ganas” de hacer tu deporte que decía mi entrenador. Nunca vamos a ser deportistas, entrenadores, carpinteros, abogados … antes que personas.
Probablemente no haya mejor manera de pasar ésta prueba de fondo que fijándonos en eso, en las personas que con su positivo modo de actuar nos motivan e inspiran, que han sido y son referentes con mayúsculas.
Todos tenemos cerca buenos ejemplos: Desde los que están trabajando sin descanso para -dentro de su ámbito de actuación- sacarnos de ésta, hasta aquellos que más están sufriendo las consecuencias de éste maldito virus; los que nos precedieron en tiempos de miseria y que, con poco en la barriga, y mucho trabajo, hicieron posible lo que parecía imposible.
Como deportistas hay dos lecciones que hace tiempo tenemos aprendidas:
Una es que si hacemos bien las cosas durante la carrera disfrutaremos antes y mejor de la meta.
Y otra, la más importante, es que igual que una lesión puede hacer mejor y más fuerte a un deportista, un confinamiento físico y mental positivo, apreciando todo lo que tenemos y alejado de enemistosas políticas y digitales tentaciones nos puede enseñar muchísimas cosas.
Sea durante una cuarentena, sea una tarde de domingo.