Hay veces en las que resulta muy complicado interpretar los gestos cuando se convierten en hechos. Lo que le sucede a la Cultural es algo parecido. Ha pasado de ser una caricatura de equipo, una marioneta guiada por unos sutiles hilos, a un equipo brutal, que amedrenta solo con mirarte. Da miedo, asusta con balón y sin él tiene ciertos automatismos que al final le hacen mezclar la intuición y el talento por igual.
Sorprende el cambio en apenas una semana. Sorprende a la grada y congratula a todos los estamentos del club –los que saben de fútbol y están en el día a día sobre el césped, y en los despachos que más bien muestran una carencia enorme de conocimiento futbolístico-. Lo hace, como este fin de semana, hasta el éxtasis. Lo que se vio sobre el Nuevo Amilivia –para mí siempre será Amilivia, como lo fue el viejo- recordó por momentos a aquel equipo de Rubén de la Barrera, el equipo que mejor fútbol ha hecho en los últimos tiempos en la categoría, en toda la categoría.
Aira se ha dado cuenta del transatlántico que tiene entre manos, un buque con una plantilla descomunal, con un talento que muerde, porque tiene hambre, con un ansia que solo necesita ser calibrada. Luego lo demás es sencillo, que jueguen los buenos y que lo hagan. Y eso hicieron Luque, Sergio Marcos, Dioni y demás partícipes en el festín. Lo del rival, pese a la entidad, fue lo de menos. Creo que jugando así cualquier equipo de 2ª B podía haber sido hecho trizas igualmente.
No quiero caer en falsas expectativas, pero este equipo promete. Solo falta que la defense siga asumiendo ciertos automatismos que se necesitan. Héctor Rodas va a jugar, está claro. Por su salario no se puede quedar sacando brillo al banco porque es evidente que es la parcela que necesita más abono. Se puede pensar que tengo fijación con el capitán, pero para mí sobra. Al menos, en la situación actual. Puedes jugar a impulsos o con embestidas pero jugar tú llevando las riendas.
Lo de este fin de semana fue loable cuando miramos del centro del campo hacia arriba. Cuando Pichin empiece a marcar y se una a las huestes de Dioni, Luque y Sergio Marcos… el equipo va a ser temido hasta en Sebastopol. Me imagino ver a los cachorros defendiendo a un equipo blanco en manada. Asusta pensarlo. Velocidad, talento y gol.
Lo demás es mano izquierda desde el banquillo. Un ejercicio de gestión que necesita poco, aunque no todos estarán contentos. Seguro.