El 10 de septiembre de 2017 es un día que quedará marcado en el calendario histórico del culturalismo. Ese día, la Cultural y Deportiva Leonesa, ante 10.767 aficionados, volvía a jugar un derbi ante el Real Valladolid en el fútbol profesional.
Ese partido lo recordaré toda mi vida: Emoción, goles, polémica, lucha, garra, locura, gritos, alegrías, tristezas y, finalmente, orgullo. En resumidas cuentas, un partido en el que disfrutamos y sufrimos a partes iguales, pero en el que volvimos a sentirnos importantes.
546 días después de ese partido han pasado muchas cosas, en León, en España, en el mundo, en nuestra vida personal y en la Cultural. Curiosamente, en ese periodo de tiempo, los sentimientos que nos han aflorado, y nos siguen aflorando, se parecen mucho a los vividos durante ese derbi, ya que en 546 días han pasado muchas cosas, cómo remontadas (para bien y para mal), salidas de tono, pitos, ovaciones, un descenso, despedidas, fichajes, ilusión, decepción y tres entrenadores.
Sin embargo, la casualidad ha querido que, 546 días después, un día 10, pero esta vez de marzo de 2019, volvamos a jugar en León un derbi contra el Real Valladolid. Sí, lo sé, es el Real Valladolid B, ese equipo que nos persigue en los últimos años de desdicha de Tercera División y Segunda B. Un partido en el que seguramente no habrá ni la mitad de aficionados que hubo en el de hace 546 días, ni pondremos la misma pasión, ni la misma emoción que ese día.
Este partido llega en un momento más o menos dulce, tras dos victorias seguidas y volviendo a puestos de play-off de ascenso. Este partido deberá servir para darnos el empujón que nos falta, para que equipo y afición recordemos de dónde venimos y a dónde queremos llegar. Para que nos quitemos el miedo y las dudas y para que todos juntos volvamos donde nos merecemos.
El domingo, cuando estés en el estadio, hazte esta pregunta, dentro de 546 días, ¿qué Real Valladolid quieres ver y dónde lo quieres ver? Yo lo tengo claro.