Rubén de la Barrera se va de la Cultural después de conseguir el hito de ascender al equipo a la Segunda División, tras 42 años deambulando entre la Segunda B y la Tercera, con un juego valiente y vistoso. A pesar de haber perdido la categoría en la última jornada de la temporada su paso ha devuelto a León la ilusión por el fútbol
Llegó en el verano de 2016 con la responsabilidad de volver a ilusionar a la afición de un club histórico, que venía de unos años convulsos en lo deportivo y de lo económico que a punto estuvieron de hacerlo desaparecer. A pesar de su juventud al gallego no le asustó el reto. La Academia Aspire se fijó en él para pilotar el timón de un equipo que necesitaba volver a ilusionar a una ciudad que había dejado de creer que la Cultu podría volver algún día al fútbol profesional.
A pesar de que en aquel momento sólo contaba con 31 años, ya había demostrado en sus últimos años en el Real Valladolid B y Guijuelo estar capacitado para entrenar en Segunda División B, pero ¿sería capaz de aguantar la presión de liderar a un club histórico y tan necesitado? Llegaba a León un estudioso y apasionado de fútbol y un líder dentro y fuera del vestuario.
Su idea de fútbol era clara. Su equipo buscaría tener la posesión de la pelota, sus jugadores deberían adaptarse a esta filosofía. Muchos no creyeron que jugando así podría llegar muy lejos en una categoría como la Segunda B, pero no tardó De la Barrera en convencerles de lo contrario. El equipo acabó la primera vuelta líder y con el récord de estar 18 partidos invictos y sólo una derrota, en el último partido. Era la mejor primera vuelta de un equipo en la Segunda B desde que las victorias valían tres puntos. Y después de un final de temporada espectacular, la Cultural lograba el ansiado ascenso. Nadie dudada entonces de que el joven entrenador gallego era el que debía capitanear al equipo en la vuelta a la división de plata.
No quiso renunciar Rubén a su estilo, a su filosofía en la Segunda División. ¿Por qué lo iba a hacer? La temporada fue una auténtica montaña rusa. El equipo mezcló rachas muy buenas con otras desesperantes. El técnico gallego buscó constantemente dar con la tecla, con la combinación de jugadores más adecuada, pero sin renunciar a su idea de juego. Pareció haber encontrado a su equipo en las últimas jornadas. Una buena racha en el tramo final de la liga acercaba a la Cultural a la salvación. Pero para entonces todos los equipos de la parte baja no fallaban y la derrota en el último partido en Soria devolvía a los leoneses a la Segunda División.
Poco antes de ese último partido de liga, se había sabido que De la Barrera no seguiría en León. De la mano de Roberto Olabe, quien había sido su valedor para llegar a León, se había comprometido como segundo entrenador de la Real Sociedad para la próxima temporada. Sabía el gallego que su etapa en León estaba acabada, tras una temporada muy dura. Su forma de ser, que a veces podía parecer altiva y arrogante, y una temporada tan irregular le habían alejado de la afición.
Pero Rubén de la Barrera pasará a la historia como el entrenador que devolvió a León la ilusión por el fútbol. Y deja a una ciudad que ya sabe que no es un sueño estar en el fútbol profesional.