La Cultural regala un último triunfo a su grada frente al Talavera (3-1) en una campaña para olvidar
Como se diría en el mundo del tenis: «Set y partido». Aunque fueran tres, y no seis, los goles que la Cultural lograra ante el Talavera (que bien por ocasiones pudieron ser), los de Isra Martínez pusieron fin a una temporada para olvidar. Un broche final que quisieron pintar de dorado Obolskii, Alberto Solís y Joseba Muguruza. Aunque, por muy reluciente que parezca, la camisa a la que está unido es negra como el carbón.
Porque la Cultural llegó a la última jornada con posibilidades de bajar. No reales, pero sí probables. Finalmente, de esa tenebrosa quiniela que tenía que cumplirse para que los leoneses fueran carne de Segunda Federación solo se cumplieron dos resultados. Daba igual. Los de Isra Martínez, esta vez sí, hicieron sus deberes.

Ante casi 5.000 espectadores que, viendo el transcurso de la temporada, ha sido lo mejor de un Centenario manchado por la imagen sobre el verde. Caprichoso es el destino, ya que la última acción de los leoneses en este curso fue la celebración de un auténtico golazo de falta de Muguruza. Quién diría, allá por enero de este año, que el cántico tras ese festejo fuera el de «¡Llamazares, dimisión!».
Una última alegría para una grada enfadada
No se confundan con la última frase del anterior párrafo. Pues la hinchada leonesa, con motivos suficientes para no haber callado en todo el partido, cumplió con creces la actitud de lo que se esperaba de ella. Durante 90 minutos no paró de alentar a los suyos. Esta vez, los vestidos de corto se encargaron de cumplir. Y, ya con el pitido final efectuado, la voz del pueblo se oyó.

Un curso que comenzó de la mejor manera, con la Cultural peleando por una plaza en el playoff contra un equipo que ya es de Segunda, y que 2023 se encargó de poner a cada uno en su sitio. No podían fallar esta vez los guerreros del Bernesga y el Torío (porque motear a este equipo con esa famosa ‘Cecina Mecánica’ sería reírse de nuestro querido embutido) ante un Talavera que llegaba a cumplir por última vez en Primera Federación.
Un encuentro totalmente arrollador por parte de los de Isra Martínez, pero sin esa chispa de suerte de cara a puerta que a lo largo de la temporada se ha detallado. Primero Alberto Solís no logró ejecutar un pase de la muerte de Percan al fondo de las mallas. Luego, el mismo sevillano cruzó de maravilla un cuero que logró sacar con las uñas Rabanillo. La primera parte la cerraría Muguruza con un disparo desde el centro del campo que se encontraría con la madera.

Tenían que cambiar las cosas, aunque con la relajación de ver lo que ocurría en otros campos. Faltaba esa pizca de suerte… y esta llegó en los últimos 45 minutos de la temporada. Pues, en la primera jugada de peligro después de la reanudación, Niko Obolskii vería como un despeje impactaba en su cuerpo (que en ese momento se encontraba tumbado sobre el campo) y se colaba en la portería para el 1-0 inicial.
Un gol que llevaba esa firma de los que ha recibido la Cultural en este curso, pero que en este caso era el que tocaba festejar. Ahora sí, los leoneses ya podían surcar las aguas de Primera Federación con total tranquilidad. Quizás, con esa calma, Alberto Solís hacía el segundo tras un gran pase de Tarsi Aguado. Se lo merecía el sevillano después de una campaña nada fácil para él.

Un gol con un dato curioso: el primero de esta segunda vuelta que no tiene el rastro de Niko Obolskii. Con el 2-0 faltaba eso que tanto han tenido los leoneses en esta campaña, el miedo en el cuerpo. Pues un pase atrás de Pablo Trigueros acabó en el fondo de las mallas tras un mal control de Salvi Carrasco. Muchos lo pensarán, «¡vaya forma de acabar la temporada para el que durante meses fue el héroe del equipo!».
Ese error no podía manchar la despedida dorada del equipo, y Joseba Muguruza se encargó de ello. En la última acción del partido. Una falta a la altura de la medialuna del área. Zapatazo por encima de la barrera que se colaba por la misma escuadra. El colegiado, tras ello, efectuó cuatro pitidos. Uno para el gol, y tres para el final de la temporada.

La Cultural, al menos de esta forma, se despide de una campaña para olvidar. Desde 2019 no se acababa una campaña ganando, aunque estos tres puntos supongan lo mismo que la última vez que se lograron. Final a un cuento que no tuvo de banquete esas perdices que parecían posibles hace cinco meses. Con el juego acabado, comienza el partido en los despachos. Y, no se engañen, la ilusión volverá, como cada verano. El ciclo no ha hecho más que volver al punto de inicio.
Fotografías: Irene Rodríguez