El que fuera entrenador del Ademar y seleccionador júnior de España, junto a su segundo Diego Dorado, pone fin a su vinculación con el combinado asiático al no aceptar las «exigencias inauditas» impuestas por la federación
Tras cinco meses dirigiendo al conjunto nacional absoluto y júnior de Kuwait, el que fuera entrenador del Ademar y también seleccionador júnior de los Hispanos, Isidoro Martínez, ha puesto fin a su vinculación con el combinado asiático. Lo ha hecho tras no aceptar las exigencias impuestas por la federación y, en especial, de los «caprichos de la persona al poder».
En una entrevista concedida a Radio MARCA León, el ya ex seleccionador de la nación asiática ha relatado su experiencia, junto a Diego Dorado, en Kuwait y las «situaciones inauditas» vividas durante los cinco meses de dirección. «Desde el principio había mucho revuelo en la federación, esta estaba dividida, y todo se agravó cuando dimitió el director deportivo; que fue el que nos llamó a Diego y a mí», expresaba el entrenador vallisoletano.

«En el momento que llegamos en el mes de abril, les explico que tengo que cumplir las funciones de vicerrector de la Universidad de León, a lo que no me ponen ninguna pega, y desempeño mis funciones con normalidad entre León y Kuwait«, contaba Martínez. Sin embargo, la sorpresa salta en el mes de agosto, cuando con el cambio de dirección en la federación, los dirigentes obligan a Isidoro a quedarse «de continuo en Kuwait». «Nos decían que teníamos que estar todo el mes de septiembre, y la competición no empezaba hasta octubre… les daba igual que nosotros hubiéramos planificado hasta 150 días de entrenamientos en nuestra ausencia», destacaba el protagonista.
«La situación se torció bastante y dijimos ‘¡basta!’; es una pena porque la persona que manda tiene mucho poder y es muy caprichosa y le da igual todo lo conseguido», relataba un Isidoro Martínez «con la conciencia tranquila». Una etapa como seleccionador de Kuwait plagada de éxitos, como el bronce cosechado en los GCC Games tras plantar cara a potencias de la talla de Qatar o Bahréin, o la clasificación del equipo júnior al próximo Mundial. «Nos felicitaban todos los rivales, habíamos cambiado por completo la imagen del país; estamos muy satisfechos por lo conseguido», despedía Isidoro Martínez.