El Abanca Ademar suma su séptimo partido consecutivo sin conocer la derrota al imponerse al Balonmano Torrelavega por 37-29 en el Palacio
«Con 25 puntos por banda, viento en popa a toda vela, no corta el Bernesga sino vuela, un equipo ‘cazurrín’: Ademar de León que llaman, por su bravura, el Temido, en toda la ASOBAL conocida del uno al otro confín». Sin lugar a dudas, si José de Espronceda hubiera cambiado su lugar de nacimiento de Almendralejo a León, además de sumarle dos siglos de edad, y hubiera divisado en el horizonte al equipo de Manolo Cadenas, la ilustre Canción del pirata habría comenzado así.
Lo ha resumido a la perfección Álex Mozas, técnico del Balonmano Torrelavega, en rueda de prensa posterior al partido: «Se ha notado mucho el trabajo de Manolo Cadenas, al que le han dado muchos palos este año, y ha demostrado que es el mejor entrenador de ASOBAL con mucha diferencia». Y esa es la realidad del equipo que baña el Bernesga a estas alturas de temporada.

Cómo en cosas de tres meses, en cuestión de siete partidos, un equipo que navegaba por aguas realmente peligrosas ha dado un golpe de timón para poder surcar esos mares que ahora dan acceso a Europa. Y es que en la tarde de este miércoles, en el Palacio y con toda la base de testigo, el Ademar ha confirmado en la victoria ante el Torrelavega que no era un león muerto, sino aletargado, y el olor a sangre ha despertado al rey de la selva.
Todos los detalles del Palacio de los Deportes
Con un pequeño parón en los instantes iniciales, la primera travesía rumbo a Europa de los leoneses siempre estuvo bajo el dominio ademarista. Gonzalo Pérez ejerció de sanguinario corsario ante la portería cántabra, y esta no pudo con la solvencia y acierto del extremo leonés. No hay más que mirar las estadísticas post-partido para asombrarse que el ’19’ marista tan solo erró un lanzamiento de los doce ejecutados.

Gonzalo prendía los cañonazos, mientras que Aidenas Malasinskas manejaba el timón. En cantidades industriales se ha notado el juego coral que el lituano imprime sobre el resto de sus compañeros. Con el paso de los minutos, el marcador comenzó a distanciarse entre leoneses y cántabros. Santista hacía de la zona del pivote, suya; mientras que Bomastar aparecía bajo los tres palos cuando más lo pedían los suyos. Una auténtica fiesta llenó las gradas en el momento que el electrónico al descanso reflejaba un 20-15.
Entre medias, el club leonés quiso presumir de escuela y enseñanza, mostrando a los más de 2.200 espectadores que poblaban las gradas del feudo marista a todos y cada uno de los equipos de la cantera. El futuro emociona, como lo hace el presente. Tras ello, la batalla naval continuó, pero en esta ocasión los leoneses quisieron poner mar de por medio sin miramientos.

Los capitaneados por Manolo Cadenas imprimieron más pólvora a la artillería. Los cántabros, que llegaban en pleno auge tras llevarse el derbi regional, no pudieron reaccionar ante el zafarrancho de combate de los del Palacio. Bomastar selló su red, y los Jaime Fernández, Gonzalo Pérez y Santista se encargaron de que un acertado Mijuskovic en portería no estropeara la fiesta.
Tal vez Torrelavega pagó en exceso la ausencia por lesión de Isidoro Martínez. Una lástima, el leonés sufrió una fisura que le apartó de poder medirse a su hermano Antonio en tal señalada cita. Lejos de ello, el vendaval leonés llegó a su pleno auge cuando el marcador escribía un 31-22, máxima ventaja local. Algo que se encargó de maquillar el equipo de Mozas, aprovechando dos exclusiones de los blancos en los últimos minutos, para dejar el definitivo 37-29.

Los puestos europeos están ya a tiro de piedra. Un punto separa a Ademar de Ciudad de Logroño, quinto clasificado aunque eso sí, con un partido menos, el de Granollers. Próxima cita, el Atlético Valladolid en el Huerta del Rey. Ocasión propicia para llamar bien fuerte a la puerta y continuar con los versos de Espronceda: «León a un lado, al otro Europa, ya allá a su frente, Valladolid».