La Cultural y Deportiva Leonesa no pasa del empate (1-1) ante el colista y cierra un mes de octubre con cinco puntos de 12 posibles
Existe una leyenda con bastante arraigo en tierras leonesas: la Güeste de Ánimas. También conocida como Santa Compaña o Estadea, esta consiste en una comitiva de muertos que, en la noche del 1 de noviembre, marcha en una funesta y lúgubre procesión por los caminos entre pueblos y, quien ose cruzarse en su camino, se unirá a ella hasta que el siguiente desafortunado le coja el testigo.
En Tudela, un día antes de que esa funesta comitiva ponga rumbo por todos los rincones leoneses, se ha podido ver esa misma imagen lúgubre en los jugadores llegados del Reino. Un equipo llegado del purgatorio, vagando errante por el verde de Tudela, y haciendo prisioneros a los que intentan ayudar. Porque sí, Ramón González puede ser el máximo responsable, pero si el equipo da una imagen vaga y errante no se le puede echar todas las culpas.
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La pobre imagen vista el pasado fin de semana en Ferrol hacía prácticamente necesaria y obligatoria la consecución de los tres puntos en Tudela. Más si cabe al considerar que el Tudelano era (y es) el actual colista con ninguna victoria. Ramón recuperaba a Aarón Piñán, la luz en la oscuridad de este equipo, aunque hoy uno más de la comitiva.

Sin embargo, la imagen que dieron los leoneses en el inicio del encuentro no era la de un equipo necesitado de ganar. Tal vez porque el club que tenía en frente necesitaba los tres puntos aún más. Con garra y coraje saltaron los locales en los inicios del encuentro. Todo hacía parecer que se seguiría el mismo guion de esta temporada y el primero de los rivales subiría al electrónico.
Pero, contra todo pronóstico, las tornas se cambiaron, y de entre las sombras del purgatorio se vio un rayo de luz. Un error en la marca de la defensa tudelana dejó sólo el desmarque de Ander Vitoria que, con un potente zurdazo, mandaba el cuero al fondo de las mallas locales. A partir de ahí, la Cultural nadó en oro.

Los locales se desinflaron, y ello aprovechó el cuadro leonés para generar peligro. Pero, de la misma forma que un error ocasionó el tanto culturalista, un símil en el otro área devolvió a los cazurros de nuevo a su marcha errante. Delgado llegó a un cuero que en el bando leonés dieron por perdido y, de un centro, mandó el esférico al remate de un Caballero que andaba merodeando el área. 1-1 y se abría la Noche de Brujas.
El tanto de la igualada al filo del descanso dejó helada a una Cultural que buscaba el segundo. Y el inicio del segundo acto iba a hacer desaparecer al equipo para dar entrada a la comitiva.

En ese momento de desastre, algo bueno se pudo rescatar. Rodri Suárez, hoy titular en el centro de la defensa, se erigió como el MVP no sólo del equipo, sino del encuentro. Hasta tres fueron los goles que salvó prácticamente en línea de gol, por no hablar de su gran marcaje y liderazgo en la zaga leonesa. Resulta irónico que, de tantas incorporaciones que tuvo la entidad del Reino en verano, sean dos chavales de la casa los que más estén resaltando esta campaña.
Pudo la Cultural deshacer la maldición con un mano a mano entre Vitoria y el meta local, pero atento cual gato, el cancerbero del conjunto tudelano mandó esa ocasión a saque de esquina. Quedaba poco, y la Cultural ya había abandonado el mundo de los vivos para sumirse en la oscuridad eterna.
Con el pitido final del colegiado, y el 1-1 en el marcador, la comitiva dejó paso a la caza de brujas. Nuevo empate, el segundo consecutivo, ante un rival de la zona roja de la clasificación. Es 30 de octubre, pero esta Güeste de Ánimas se adelantó 24 horas. El domingo que viene llega el Racing de Santander, y una nueva oportunidad de ver si los fantasmas, realmente, pueden volver de entre los muertos.
Imágenes: Isaac Llamazares