El Zamora CF remonta un 2-0 en contra y jugará la fase de ascenso a Segunda División
Por fin. Por fin la agonía del león moribundo llegó a su punto final. Después de cinco encuentros recibiendo disparos y lanzadas en su rampante cuerpo, el felino se tumbó en el verde de su propio campo, miró por última vez al cielo, y dejó que la oscuridad eterna le sumiera en un triste y a la vez liberador sueño.
Porque la Cultural y Deportiva Leonesa, con el pitido final del colegiado, dijo «adiós» a una temporada de sufrimiento y castigo. Porque el derbi leonés ante el Zamora resumió a la perfección la sintonía de toda la campaña. Un arranque prometedor e ilusionante, con ese 2-0 en el marcador, y un final digno del Infierno de Dante Alighieri. Pero en esta ocasión no han sido nueve los círculos, sino cinco, los que los leoneses han sufrido desde aquella victoria ante Unionistas en Salamanca.
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Todo pasaba por el Reino. La última plaza para esa fase de ascenso soñada a Segunda se decidía en la vieja capital. Sin embargo, los leoneses del norte parecieron querer más al principio esos últimos y simbólicos tres puntos. Con un once nada corriente en el planteamiento de Ramón González, los blancos salieron a dar guerra por última vez. Aunque este león más que guerra, reparte paz, amor y puntos allá por donde va.

Los del Bernesga hacían retroceder a los de la Bien Cercada en los primeros compases. Sin embargo, un tanto del Real Valladolid «B» en su respectivo ante Unionistas daba esperanzas a los descendientes de Viriato. Avisaba Dani Hernández con un disparo desde lejos del área. Respondía bien Samu Diarrá, hoy titular en el plantel del ex técnico del Júpiter.
Los leoneses locales se acercaban a los dominios de Villanueva, y al final el asedio tuvo sus frutos. Una internada de Julián Luque finalizó con el 1-0 subiendo al marcador después de una gran vaselina del futbolista cántabro. Decepción en el lado zamorano de la grada; incluso alguna muestra de desapoyo entre el respetable leonés.

Y esa ventaja se incrementaría en el inicio del segundo acto. El cuero le llegó a Éric Montes que, desde una distancia de 20 metros (metro arriba, metro abajo), mandaba un zurriagazo al fondo de las mallas. Locurón por parte del catalán y sus compañeros. El último de la temporada. Porque ese asedio a la fortaleza zamorana iba a hacer reaccionar a los soldados leoneses del centro.
Coscia iba a ser el primer Bellido Dolfos en clavar la lanza al rey leonés invasor. Una pérdida del conjunto del Reino finalizó en el argentino fusilando a Diarrá. Nada pudo hacer el de Malí. Como nada pudo hacer en el segundo envite de los aguerridos guerreros de la Bien Cercada. Nuevamente, una contra tras error de los de Movilla iba a acabar en un paradón del meta culturalista. Sin embargo, el rechace fue perfecto para que Escudero empujara la bola a puerta vacía. Quedan dudas de si su posición era correcta, aunque a estas alturas poca importancia dio.

Un hecho insólito aconteció en los últimos instantes del encuentro. Ramón González dio entrada a Marcos Fernández, Javier Álvarez y Percán que, unidos a un Marcos González que ya estaba de inicio, hizo que los últimos 15 minutos se jugaran con cuatro leoneses en el campo. Algo no visto en el Reino desde ese ascenso a Segunda B casi diez años atrás.
Unos espectadores de lujo para ver como, en el 91, Piña daba la definitiva muerte al león moribundo. Un último disparo de fe del navarro se coló por debajo de las piernas del meta culturalista. Ahora sí, el Zamora estallaba en júbilo por ese 2-3 final. Con ello, el Zamora representará a toda una Región, la Leonesa. Suerte para ellos. Al otro lado del ring, la Cultural dice por sin adiós a la campaña. Otro amanecer se verá sobre Las Lomas. Otra temporada dirá.
Fotos: Isaac Llamazares