El equipo leonés cae por tercera ocasión consecutiva, esta vez ante Unionistas (1-2), y deja muy lejana su opción de entrar en los playoffs
Cómo pasa el tiempo. Que de cosas pueden acontecer en una fracción. En tan solo tres semanas, para ser más concretos. Y es que hace precisamente tres jornadas, el pitido del colegiado en el Reina Sofía daba una victoria que suponía media clasificación a los playoffs para los de Idiakez.
Esto sucedía un 4 de abril a las 13:45. 21 días después, el aficionado leonés recuerda con amor esa fecha, pues fue la última en la que tuvo algo que celebrar. Tres semanas. Justo eso. La Cultural y Deportiva Leonesa no ha conocido otra cosa que la derrota. El Celta de Vigo «B» fue un rodillo. Contra el Zamora, salieron dormidos. Ahora, ¿qué excusa hay que buscar?

¿El arbitraje? Claramente desfavorable, pero no cometamos el error de echar todas las culpas al del silbato. Dejémoslo en un 30%. ¿Haber subestimado al rival? Por ahí pueden ir los tiros, pero tan solo ocupa un 20%. La Cultural estaba obligada a ganar, a sufrir, a dejarse la piel en el campo. Y eso no se ha visto sobre el verde. Al menos no los 90 minutos, que es lo único que se pide. Finalmente, ese 50% se lo doy a los protagonistas.
Todos los detalles del Reino de León
No se confundan ustedes. La Cultural y Deportiva Leonesa no ha sido hoy un completo desastre. Para nada. La primera parte dejó ráfagas del final visto hace una semana en Zamora. A lo que se refieren las líneas anteriores es al conjunto de estas tres semanas. La clasificación a los playoffs estaba hecha. Pero, año tras año, surgen otros equipos con mayores aspiraciones y ganas.
Porque los leoneses saltaron al campo bien posicionados en el tercero de los derbis leoneses. Unionistas empezó mandando en el campo. Pero el buen hacer defensivo de los locales imposibilitaba las acometidas charras. Íñigo Muñoz emulaba a Solís con un disparo desde la frontal que buscaba escuadra. Pero Zubiaurre, atento y felino, apartó el balón del ángulo cuando el banquillo salmantino ya gritaba el gol.

Cosas de la mala suerte. Muy mala suerte. Andy Kawaya se rompía y tenía que ser sustituido. Gesto de rabia en el belga al salir del campo. Créanme que peor gesto se veía desde la grada, a sabiendas que los leoneses habían perdido a un Kawaya nuevamente enchufado.
En su lugar entró Álex Escardó. Y precisamente sería el malagueño el que haría soñar al respetable blanco. Una jugada individual suya, en la que dejó atrás a tres efectivos charros, finalizaría en un chut desde fuera del área con destino las redes al que Miguel Serna no pudo llegar. Hicieron falta 22 encuentros para marcar lejos del área. Y en dos encuentros ya se habían conseguido dos tantos desde esa posición.

Pintaban bien las cosas en el Reino de León. Unionistas estaba mejor en el campo, pero la Cultural era más efectiva. Hasta que el futuro cambió para siempre. Una internada por banda derecha de los visitantes iba a acabar con Samu Araújo derribando a Cris Montes. Penalti y expulsión. No se discute la pena máxima. Sin embargo, el color de la tarjeta sí.
Pese a ello, Íñigo Muñoz no atinó entre los tres palos, y la pena máxima se fue al larguero. También es un dato a tener en cuenta. En tres encuentros consecutivos se han pitado tres penaltis en contra. Tan solo se ha marcado uno. Y se han perdido los tres partidos.

La emoción duró poco. El tiempo que Luengo, tras un pase de la muerte, ponía, esta vez sí, el 1-1 en el marcador. Estaba tenso el ambiente. Y es que el señor colegiado se le había olvidado que a los que vestían de rojo también se les podía mostrar la cartulina. Pero bueno, no hagamos alusiones a los trencillas que aún están formándose.
La Cultural, cansada, y con un auténtico berraco en frente con ganas de embestir, lo intentó hasta el final. Zubiaurre mantenía viva la pelea con un paradón a Alex Rey. Sin embargo, nada pudo hacer el vasco ante el tremendo gol de Antonio Marín en el descuento. Desde dentro del área, el de Benalúa hacía saltar la locura en el banquillo salmantino. De igual forma que hacía encender la pitada en el Reino de León.
1-2. El barco ha chocado contra el iceberg. El casco se está llenando de agua, y la gente abandonando el trasatlántico lo más rápido que puede. Aún hay una esperanza, la de que en Vigo y dentro de dos semanas aquí ante el Zamora sirva como drenaje. Pero no solo eso necesita este barquito para volver a flote. La brecha es profunda, y las posibilidades de arreglarlo, mínimas. Pero mientras queden minutos, 180 en total, aún no todo está perdido.
Fotos: Irene Rodríguez