La victoria del Atlético de Madrid en Anfield cerró el telón para el fútbol español a mediados de marzo. Por aquel entonces ya se hablaba de partidos a puerta cerrada. Sería cuestión de días, los que se esperaba que tardarse en ser controlada la crisis sanitaria del coronavirus.
Pero la realidad se impusó al deseo. El mundo del deporte cerró el telón en el mundo y lo hizo sin fecha de reapertura.
Dos meses y muchos muertos y afectados después – conviene no olvidarles nunca – en España se empiezan a barajar las fechas del regreso de la competición liguera en el fútbol profesional. Los equipos han vuelto a entrenar después de que todos sus jugadores se hicieran test para saber cual era su situación ante el Covid-19 y se empieza a intentar vender la vuelta a la nueva normalidad del fútbol.
Pero, ¿podemos llamarlo fútbol? ¿es el fútbol un deporte sin público en las gradas? ¿sin abrazos en los goles? ¿sin choques de mano en los comienzos de los partidos? ¿sin que la afición pueda celebrar un título? La esencia del fútbol son esas y otras muchas cosas que no veremos a la vuelta de la competición.
Entiendo que una industria tan poderosa como la del fútbol necesite volver. Son muchas las personas en España que viven de ella pero… no vuelve exactamente ese deporte. Conviene no engañarnos ni que nos engañen. El verdadero fútbol volverá con los aficionados en el campo. Ellos forman parte de este espectáculo y sin ellos este deporte es otro. Por lo tanto, no le llamemos fútbol.