El Abanca Ademar se despide de la EHF Champions League en un encuentro en el que la intensidad fue la clara protagonista
Con la goleada endosada al Frigoríficos del Morrazo aún en el recuerdo, el Abanca Ademar salió a por su último compromiso en la máxima competición europea de clubes. En frente, un Elverum Handball noruego que, al igual que los leoneses, asumía esta cita con la información anticipada de su eliminación en la competición.
Una última cita europea que bien única fue para uno de los integrantes de la plantilla de Rafa Guijosa. Juanín García, tras 21 años de vida al servicio del balonmano profesional, escuchó, por última vez en su poblada trayectoria, los musicales acordes del himno de la EHF Champions League. Bajo el calor de los aplausos de un Palacio de los Deportes de León lleno a poco menos de media bandera. Mas, la verdadera despedida estuvo en esos 60 minutos de juego.
Una última cita europea que los guerreros ademaristas asumieron como una auténtica final. Intensa defensa atrás e implacable ataque arriba fue la forma de saludo de los locales a sus visitantes noruegos. Mas los del este de Europa no estaban por la labor de caer. Un intercambio de muros y fortalezas llevaron a ambos conjuntos a la igualada en el ecuador de la primera parte (4-4).
Sintonía que se repetiría durante el total de la misma. Sandell Lukas se erigiría como una pesadilla para Nacho Biosca. Y, exactamente, sería el meta catalán el responsable de que el lateral noruego no se marchara a los vestuarios con una marca mayor de cuatro goles. Con un tanto sobre la bocina por parte de los visitantes, el colegiado decretó el debido descanso con la mínima ventaja para los pupilos de Guijosa (14-13).
Y como un rayo salió el Abanca Ademar en el segundo acto. Un Mario López inmenso en el lateral derecho y una muralla croata bajo los tres palos llevaron a los leoneses a disfrutar de una renta de 3-0 (17-13). Mas la reacción de los noruegos bien rápida fue.
En menos de dos minutos, el marcador se tiñó de negro y el 17-19 se dibujó en lo alto del Palacio a los 40 de partido. Y, viendo la sintonía del encuentro, el señor de amarillo que dirige ‘el cotarro’, dícese colegiado, también quiso su minuto de protagonismo en el partido. Un gol de Jaime Fernández fue anulado en el momento en el que el cuero entraba en la portería. Estallido de la grada. Ensordecedor el Palacio.
Y ese ‘apretón’ de la grada tomó las veces de antídoto para el Ademar. En poco más de un par de minutos, el 18-21 se trasformó en un 20-21. Acacio en ataque y Slavic en portería convirtieron en ventaja lo que la gente en sus asientos gritaba sin parar. Esa es la intensidad y el apoyo de los de la capital leonesa. Y esa fuerte lucha logró sus frutos.
Con un Palacio volcado y dejándose la voz, el Ademar sacó las garras para demostrar su raza y carácter. Un gol a falta de dos segundos para el final del partido para los visitantes dio las definitivas tablas al encuentro. En el electrónico vendrá dibujado un 24–24 pero todo espectador de este choque sabrá lo que significan esos cuatro números iluminados del rojo de León. El Ademar dice adiós a la Champions League, pero su salida por la puerta grande no podrá ser negada jamás.