Seis puntos de quince posibles. Tres derrotas en cinco partidos. Dos derrotas consecutivas en casa. Algo falla en la Cultural.
Volvían los leoneses a Segunda División B con la intención que fuese un regreso efímero. Con uno de los presupuestos más altos de la categoría, con la continuidad de varios de los jugadores más importantes del equipo de la temporada anterior y con el fichaje de jugadores de primer nivel de la división de bronce, la Cultural presentó a comienzo de la temporada un proyecto que ilusionaba a su afición con la vista puesta en lograr, esta misma temporada, un nuevo ascenso.
Pero en sólo cinco jornadas el optimismo ha desaparecido. El equipo no carbura y nadie parece encontrar una explicación a lo que está sucediendo. El margen de error es cada vez más pequeño y los leoneses ya están a siete puntos de la primera plaza del grupo.
No parece dar Víctor Cea con la tecla que convierta a la Cultural en el equipo que domine los partidos con autoridad. Tan sólo en los primeros minutos del partido inicial contra el Rápido de Bouzas se vió al equipo que, se supone, debe ser la Cultural si quiere presentar su candidatura al ascenso. Después de eso, sólo algunos buenos momentos en los partidos ante en Atlético de Madrid B y ante el Real Madrid Castilla muestran al equipo que la afición espera.
Tampoco parece que la Cultural haya llegado a la competición en el mejor estado físico. Le cuesta al equipo mantener el nivel alto durante los noventa minutos, algo que se vió de manera clara en el partido de ayer, cuando después de una más que aceptable primera parte se vieron superados en el segundo acto de manera clara por el filial madridista.
Se queja alguna parte de la grada de la actitud del equipo en algunas fases del juego. Les piden más a unos jugadores que están llamados a devolver al equipo de vuelta a la división de plata. La afición debe seguir apoyando al equipo. No queda otra que tener paciencia. Pero hay que entender a este público, que después de más de 40 años sin fútbol profesional, sólo pudo disfrutar un año de la Segunda División y que a pesar de ello ha vuelto a ilusionarse con regresar pronto. Es entendible que si las cosas no cambian su paciencia se termine también.