Si algo quedará del paso de la Cultural por la Liga 1|2|3 es el papel de una afición que vivió como nunca el caminar de su equipo. León recuperó la fe en su Cultural durante la temporada pasada, a base de victorias, alegrías y la ilusión de un ascenso que tardó en llegar 42 años.
Mucho se esperaba del papel de los seguidores culturalistas en el regreso a la categoría de plata, pero las expectativas se superaron. El Reino de León ha sido uno de los estadios con mejor ambiente de la Segunda División, superando los 8.500 espectadores de media durante toda la temporada, con unas gradas llenas en partidos contra el Sporting de Gijón, el Córdoba o el Real Oviedo.
Pero no se queda en eso el apoyo de una hinchada que se ha desplazado a todos los estadios donde jugaba la Cultural. Por lejano que fuera el destino, complicado el viaje o dificultoso el horario, siempre había una representación de una afición que quería vivir intensamente una Segunda División que ahora se escapa.
Destacan desplazamientos como Gijón, Oviedo, Valladolid, Lugo o el último en Soria. Pasear por las calles sorianas en las horas previas al partido era una inyección de culturalismo en vena. Su recorrido hacia el estadio, el apoyo desde el calentamiento y la respuesta al final, salvando a unos pocos.
La afición ha estado a la altura de la categoría, superando con creces al equipo. La incógnita está ahora en saber si se mantendrá en el duro regreso a la Segunda División B. Los de siempre ahí estarán. De eso no hay duda. ¿Pero cuántos de los nuevos seguirán?