Después del ansiado ascenso de categoría de la Cultural, asistimos ya al tradicional run run de la grada y por extensión de la calle.
Cuan lejos quedan los tiempos, donde hace más de veinticinco años comenzaba a asistir a los encuentros del equipo blanco en el antiguo Amilivia. Tardes de frío y de aburrimiento en muchos casos. Partidos malos, remalos y peores. Tardes gélidas y poco que ver, muy poco en muchas ocasiones.
Aunque recuerdo esos tiempos con cariño, nada es comparable a la de ahora. Vivir un partido de segunda, frente al cercano y casi hermano Sporting de Gijón con el campo abarrotado y miles de asturianos dando color al graderío.
Pero lo que no entiendo es la desilusión. Los leoneses somos de venirnos muy arriba pero también de dar muchos “palos”. Ni hace 15 días eramos de primera ni ahora somos de tercera.
Después de tanto tiempo viendo y analizando a la Cultural, sigo sin recordar una plantilla que propusiera este fútbol. Un equipo que se atreviera así, que fuera tan valiente y que nos hiciera sentir esa ilusión años atrás perdida.
Los años pasados fueron muy buenos, tampoco hay que olvidar de donde venimos y lo que hemos sido y lo que, por suerte, somos ahora.
Por eso no entiendo esa sensación de muchos aficionados, de esos que lo ven todo negro, que siempre hemos tenido en la afición culturalista.
Nos ha ganado el Sporting, serio candidato a subir a primera división, no nos ha ganado un cualquiera.
A veces siento algo de nostalgia recordando los tiempos de Carolo, de Javi de Campo, de Manzanedo que fue Zamora en segunda división, del mítico Juan Carlos en la portería, de ballesteros, Narciso, Angel Luis, Iván Espadas y su mítico primer gol en el Reino, por entonces Nuevo Antonio Amilivia, Jito, Oscar Rico; Pepe Mena, Diego Calzado…
Pero ahora tenemos un equipo de segunda división con jugadores de eso, de segunda, y de los que nos debemos sentir orgullosos y disfrutar con ellos.
Muchos de ellos, como Jorge, Victor, Iván y varios más nos han llevado a segunda 42 años después. No lo olvidemos nunca, que ya sabemos la fragilidad de memoria que tenemos. La historia les recordará siempre.
Mención aparte para el entrenador, tan golpeado como el resto de los técnicos cada vez que un resultado no es favorable, pero que más pronto que tarde algún grande llamará a su puerta: tiempo al tiempo.
Lo que no me gusta nada de estos nuevos tiempos son las redes sociales. Ya sabemos que todos tenemos un entrenador dentro, y las nuevas tecnologías nos hacen muchas veces además, demostrarlo.
Me decía una amiga esta semana que su pareja recibía muchos palos en las redes y se que ella lo pasa mal. Mi consejo es que no se queme, que todos creemos que sabemos de dar patadas a un balón y algo peor, que todos podemos opinar.
Esconderse detrás de un perfil de Twiter o Facebook es lo más fácil para criticar y atacar donde más duele, pero no es real aunque es parte de esta nueva era en la que vivimos, y algo con lo que debemos aprender a convivir.
La temporada que nos queda por delante es para vivirla y disfrutarla, somos muchos los que nunca habíamos visto la categoría de plata y no es el momento de venirnos abajo.
Disfrutemos¡¡¡